Los cambios, de poco en poco, mejor.

¿Te ha pasado que has iniciado un cambio de hábitos con mucha motivación pero tantos cambios de golpe te han conducido a un estrés añadido en tu dia a dia?
Tranquilo. Suele pasar...

Cuando decidimos iniciar un cambio de hábitos, seguramente es porque haya habido una fase de contemplación al cambio, es decir, la típica fase en la que siento que quiero un cambio y empiezo a valorarlo en mi mente: "Debería comer más fruta", "si hiciese más ejercicio me sentiría con más energía", "Me gustaría comer de forma saludable",...
La fase de contemplación puede ser más o menos consciente, pero siempre aparece en forma de pensamientos que conducen antes o después a la acción, y es aquí dónde nace la motivación. Motivación porque "ya que nos hemos planteado un cambio, vamos a tope con ello, ¿verdad?". Es lógico. Queremos hacerlo bien. Queremos sensación de logro, y queremos cambiar, cuánto antes, mejor. El problema está en que esa motivación de más, nos puede conducir al estrés y esto a su vez, al abandono.

Querer comer más fruta, es un objetivo realista, y está fenomenal, pero si nuestro consumo actual es de 3 piezas semanales, (porque en realidad la fruta no nos gusta tanto, o nos supone pereza pelarla, o comprarla, o se nos olvida...) pasar a consumir 3 piezas diarias, quizás lo convierte en un objetivo poco realista, o simplemente más difícil de mantener y sostener a la larga.

Querer comer los cereales de forma integral para aumentar el consumo de fibra, es un objetivo realista, pero igualmente, si pasamos de consumir cereales en su versión refinada, con mayor índice glucémico con respecto a carga glucémica, a consumir todo integral, puede no ser sostenible, tanto por generar rechazo en sabor y sensación de placer al consumirlo, como para nuestra microbiota y tolerancia digestiva.

Querer hacer un reto sin azúcar, está fenomenal e igualmente, puede ser un objetivo realista dependiendo del punto de partida, información al respecto, etc, pero si tenemos el umbral del sabor al dulce demasiado elevado porque estamos muy acostumbrados a consumir diariamente productos azucarados, edulcorantes, potenciadores del sabor... y pasamos a consumir todo sin azúcar, puede no ser sostenible porque seguramente haya rechazo, y con él, frustración.

¿Qué hacemos? Cambios progresivos. Siempre.

. Si no tienes hábito de consumir fruta y quieres ingerir 3 piezas diarias, ponte miniobjetivos semanales, o quincenales, para ir introduciendo cada vez más fruta, pero de a poquitos.

. Si no tienes hábito de tomar los cereales integrales, puede ser buena idea mezclarlos a la hora de hacer recetas, por ejemplo mezclando arroz blanco co integral, teniendo en cuenta que el integral tarda un poquito más en cocer.

. Si no tienes hábito de tomar yogures sin azúcar, puede ser buena opción tomarlos añadiendo tu la cantidad de azúcar y sobre esta medida ir reduciendo progresivamente. De este modo tu paladar se acostumbrará y tus cambios a largo plazo serán sostenibles.

¿Qué te parece? ¿Te resultan interesante estos consejos?

Por el EQUIPO DE NUTRICIÓN

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